Inauguro el mes de abril, una de las épocas más literarias del año, con una invitada muy especial: Violeta Nicolás, joven creadora nacida en Murcia aunque afincada en Madrid. Recientemente, he tenido la suerte de conocer su poemario Digestión idílica, que ha presentado ya en su tierra natal y en la capital de España. Violeta no es una narradora en el sentido más tradicional de la palabra, como tampoco lo es el poemario del que nos ha hablado. En su obra, fotografía, dibujos y texto van de la mano y se complementan. De Violeta Nicolás se ha dicho: "la suya es una poética muy
atenta a cuanto ocurre en el arte, comprometida socialmente con el mundo cambiante desde
explícitos versos" (Rafael Morales Barba). Apasionada de las performance y los caligramas, por las páginas de Digestión idílica nos encontramos textos que forman parte del primer premio de poesía Creajoven y que demuestran la creatividad de la autora y la curiosa manera que tiene de analizar la realidad que nos rodea y las relaciones que nos unen a la comida.
Digestión
Idílica no es un poemario al uso. Es un libro especial, ya que tampoco se trata
de poemas ilustrado como podamos imaginarnos. ¿Cómo lo definirías?
Un
libro muy creativo, que ofrece la posibilidad de fijarse en las pequeñas cosas
que constituyen la vida, como es nuestra forma de alimentarnos y relacionarnos;
"sin retóricas de ningún tipo" -tal y como me comentaba Francisco
Jarauta- doy mis puntos de vista, "tan directos, informales,
vitales".
Las
fotografías que aparecen en el libro son, en gran parte, de performances. ¿Cuál
es tu experiencia en este campo?
Mi
experiencia ha sido muy buena –he participado en varios festivales de arte de
acción, en Murcia, Madrid, Cartagena…–, la performance me ha estimulado en el
desarrollo de mi personalidad, y ha potenciado mi capacidad de ser sociable, ha
sido una manera de gestionar mi timidez y mis recursos comunicativos.
¿Te
parece que la literatura y este tipo de arte van bien juntos?
Creo
que sí, ya que a veces se puede considerar que la performance o arte de acción
adolece de comunicación lingüística, y es difícil que el espectador entienda al
performer en su acción, por el amplio margen interpretativo que se ofrece, al
no delimitar con palabras definitorias. Sin duda esto es una de sus grandes
virtudes que en extremo puede llegar a ser objeto de “crítica”. En cualquier
caso hoy en día hablamos ya de literatura performativa; se hizo un
encuentro en La Casa Encendida sobre este tema, y otro también titulado
"Artescrituras", que fue muy interesante y alentador para mí, que soy
artista y me gusta la performance o arte de acción.
El
título del libro hace referencia a algo que para ti alberga mucho peso, como es
la comida. Un tema que, en el fondo, tiene mucho que ver con nuestro cuerpo,
con lo que somos. ¿Qué relación establecemos hoy en día con lo que ingerimos?
Creo
que los procesos de alimentación son temas importantes de la contemporaneidad,
vinculados al cuerpo. Creo que aquello que ingerimos forma parte de nosotros,
pasa a nuestro interior, en sentido literal, es el sustento, algo vital para
nosotros, y también puede ser una experiencia que causa placer. En la costumbre
de comer determinados alimentos y de una manera determinada -ritualizada-,
éstos van vinculándose a nuestra memoria. Además, vivir es una forma de
consumo, esto puede implicar un compromiso y una ética. También me preocupa
cómo suele afectar a las mujeres este tema de la comida y del peso, que puede
desembocar en enfermedades como anorexia o bulimia.
¿Cómo
lo entiendes tú a nivel personal?
Me
gusta reflexionar respecto al pensamiento metafórico, postulado por Lakoff, y
sobre el analógico, me planteo que la comida puede tener un valor y un sentido
profundo para el ser humano, desde la antigüedad hasta hoy en día. En mi caso,
desde hace un tiempo, no como carne, entre otras cosas porque me recuerda al
sacrificio de los animales y a su sufrimiento. Tampoco me gustan los excesos.
En
digestión idílica hay un gran guiño a la cultura pop, que imagino que te habrá
marcado, pero también hay juegos de palabras, referencias a grandes autores
literarios…¿Qué es lo que más te interesaba mostrarle al lector cuando
concebiste esta obra?
Mi
manera de concebir y de percibir la realidad de la que formo parte, en la que
todo se imbrica, desde lecturas de clásicos universales hasta el yoga, los
Beatles o Sailor Moon, en una mélange identitaria.
Poetas
como Emily Dickinson o Alejandra Pizarnick son algunas de tus influencias. ¿De
qué otros autores nos puedes hablar?
De
Vanesa Pérez-Sauquillo, que le ha gustado Digestión idílica, lo
considera un libro "divertido, inteligente..." y le han gustado
especialmente las conexiones que hago con los animales. También de AgustínFernández Mallo, que celebra que su poética tenga buena influencia en obras como
la mía, que según dice: “claramente tiene personalidad y va por su propio
camino, buscando y generando hallazgos, como debe ser”. Otros muchos autores
como Mario Bellatín, Guillaume Apollinaire, Mallarmé, Santa Teresa de Jesús,
Ewa Lipska, Linda María Baros, David Bestué, Juana Castro, Dionisia García,
Blanca Andreu, Gioconda Belli, Luna Miguel, Elena Medel, Chantall Maillard…
En
tu día a día, ¿qué faceta tiene más peso, la literaria o la artística?
Es
algo tipo retroalimentación, muy intuitivo… creo que la literaria me
ayuda a ganar seguridad y a tomar decisiones en la artística, si bien el primer
movimiento del proceso creador, suele ser un hecho, una acción, una
experiencia, lo cual relaciono a la performance o al arte de acción.
¿En
qué o en quiénes encuentra Violeta Nicolás inspiración para crear?
En
mi forma de vivir cada día y el empeño por comunicarme. Tengo muchos referentes,
artistas y escritores… mi trabajo artístico y literario, en realidad es todo
aquello que ellos no pueden ofrecerme y que yo necesito, es mi necesidad de
crear y de compartir.
Para
despedirnos, una cita de un autor que te guste especialmente.
"El mundo es independiente de mi
voluntad"
(Ludwig
Wittgenstein)
Puedes saber más sobre Violeta Nicolás visitando su web http://violetanicolas.com/#_